Los apliques crean ambientes íntimos y relajados, son idóneos para agrandar el espacio y aportan un aspecto cálido al conjunto de la estancia muy agradable a la vista. Dado que son un tipo de iluminación alternativa de transición en ellos suele primar la estética sobre la eficiencia luminosa, por lo que en muchas ocasiones están más orientados a decorar que a iluminar (por ejemplo el aplique Copernico de Artemide de nuestra foto de portada). Su importancia hace que sean innombrables los diseños que se proponen, todos destinados a embellecer como si de una escultura se tratara.
La elegenacia, la sobriedad, el impresionismo o la originalidad son las sensaciones que podemos extraer al contemplar alguna de estas creaciones. Y que seguro será el motivo por el cual nos decantemos por una u otra, dependiendo claro del espacio donde vaya a instalarse. Veamos algunos ejemplos:
El aplique Josephine de Metalarte, pieza diseñada por Jaime Hayón con base de porcelana, una pieza con alma clásica que nos deslumbra su diseño por su inmponente aspecto.
El aplique Basik de Vibia es una pieza ideal para ambienes contemporáneos y minimalistas. Presenta una perfecta forma esférica realizada en cromo y una pantalla de vidrio que deja pasar la luz cálida e intensa.
El aplique de Prandina modelo Duo diseñado por Alessandro Baldo disponible en dos medidas, emite una agradable luz indirecta y esta compuesto por un soporte de metal barnizado en blanco opaco y un difusor en cristal opaco, optimo para estacias en habitaciones como dormitorios o salas de estar, salas de espera.
El aplique Keops, diseñado por Daifuku para Carpyen con cuerpo metalico y difusor de cristal opaco blanco, nos hace llegar su elegancia y sobriedad para estar en espacios como hoteles o restaurantes.
Por lo tanto el aplique como elemento de decoración debe estar muy pensado en donde se vaya a ser instalado por que la misma pieza nos recomienda el uso que debemos otorgarle.