Esta intervención situada en Vilavella (Orense), en el ámbito de los míticos territorios de las “Portiñas”, ofrece un atractivo ejemplo de cómo un proyecto arquitectónico de matriz rabiosamente contemporánea, puede adecuarse a un entorno rural en el que relaciona hábilmente un edificio de carácter histórico con una parte de finca sobreelevada y ocupada por frondosos castaños.
La Casa Grande de Vilavella, como el núcleo de este nombre al que pertenece, ha tenido su existencia ligada históricamente al paso de la vía de comunicación entre Galicia y la meseta, abarcando una condición limítrofe entre Orense, Zamora y Portugal, condición reforzada por los diferentes usos ocupados a lo largo de su vida: casa de postas, pensión, mesón de arrieros, o Cuartel de la Guardia Civil.
La parcela, inicialmente, consistía en una finca de 8.000 m2., poblada de numeroso castaños y situada en una plataforma superior y un pequeño regato, ocupada por una larga edificación (la Casa Grande) con 36 metros de fachada a la vía pública. El sistema constructivo original de la Casa Grande es el típico de montaña rural, a base de gruesos muros de sillería, mampostería y mixtos que recibían vigas de madera de castaño y suelos de tablón. Se trataba pues de una construcción sencilla que se hallaba en un importante estado de deterioro.
El actual conjunto edificado consta de tres áreas básicas: rehabilitación de la Casa Grande, Spa y ampliación en el sector de acceso a la plataforma elevada.
La rehabilitación de la Casa Grande se ha realizado respetando los muros existentes y añadiendo determinados elementos estructurales de nueva planta como pilares metálicos y vigas mixtas de acero para recibir losas de hormigón visto. Esta parte del complejo edificado alberga el acceso general, cafetería, gimnasio y habitaciones de diverso formato.
El Spa se sitúa hacia el sur, en prolongación del edificio principal y dando fachada a una plaza-androna que lo separa de la nueva edificación de acceso a la plataforma superior.El mobiliario utilizado en el SPA es de Gandia Blasco.
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La ampliación, situada bajo las rampas de pendiente en curva que sirven para acceder a la plataforma superior de los castaños, está ocupada por habitaciones que buscan la luz y las vistas a los castaños desde la parte inferior. Se ha planteado una estructura de hormigón armado de tal manera que pueda convertirse en generadora de la compleja forma desarrollada por las rampas de la urbanización, las cuales parten como losas desde el terreno para acabar constituyendo el forjado curvo del edificio.
El mobiliario del conjunto tiende a compatibilizar un tipo de alternativa actual, de ideología abstracta y minimalista, con hallazgos de mobiliario de carácter autóctono y popular introduciendo así la memoria rústica de tamaño y solidez propia de la montaña.