El reto del arquitecto Vehap Shehi a la hora de llevar a cabo la remodelación de este apartamento en Amberes de los años 70 consistió en preservar la identidad del lugar sin caer un estilo kistch, al mismo tiempo que lo revestía de una estética contemporánea.
El primer paso que se llevó a cabo fue derribar la mayoría de las paredes para reconstruir la estructura de la vivienda. Con esta intervención se hicieron desaparecer las fronteras físicas entre los distintos espacios mientras conservaban su identidad y espacialidad.Con el apartamento casi sin paredes y a fin de liberar el perímetro de la vivienda, la zona de instalaciones se ubicó en el centro del apartamento y las distintas estancias se organizaron en torno a ella.
El objetivo de estas intervenciones no fue construir un único y gran espacio sino que las distintas áreas de la vivienda se comunicaran entre sí y pudiesen ir descubriéndose a través de un paseo.
Siguiendo esta idea de abertura, la parte inferior de la pared del baño se abrió parcialmente al dormitorio. De esta manera, se crea una conexión visual entre ambos espacios cuando hay alguien disfrutando de un baño.
Para no cargar el lugar innecesariamente, el mobiliario se construyó aprovechando las paredes. “Tuve la oportunidad de dibujar todos los trabajos en madera incluyendo el estudio, lo que ayudó a impulsar la idea de la integración de los muebles”, explica el arquitecto.
Dentro del proyecto, se prestó una atención especial al estudio de los detalles de la carpintería, como una obra gráfica con una tercera dimensión.
Las paredes, a veces en gris y otras en blanco, se han utilizado para crear los planos preliminares y los fondos. Una especie de puesta en escena y una invitación a navegar por los espacios. Se decidió prescindir de los colores para que los materiales (madera, hormigón y piedra natural) pudieran hablar por sí mismos. Con esta misma intención, se escogió un suelo de poliuretano blanco para todos los pavimentos, excepto en la entrada y en la cocina donde utilizó esquisto negro.